Jesusa Rodríguez, Elena Poniatowska y Lydia Cacho, durante la presentación del libro Los demonios del Edén, en el Zócalo de la ciudad de Puebla Foto Rafael García Otero
Puebla, Pue., 5 de abril. Parcialmente libre, pues sigue sujeta a proceso, en libertad bajo fianza, la visita de la periodista Lydia Cacho Ribeiro a Puebla de los Angeles este miércoles de sol fue muy otra. La contracara de ese gélido 17 de diciembre, cuando llegó detenida y esposada, a bordo de una patrulla de la policía judicial estatal, directamente al área de ingreso del Centro de Readaptación Social poblano, secuestrada en Cancún, "recomendada" para ser violada en cuanto ingresara a la cárcel y con la sentencia a priori del gobernador Mario Marín: "Es una delincuente". Cortesía para un rico industrial local, Kamel Nacif, quien quiso "meterla al bote" acusándola de difamación.
Tres meses después la rueda de la fortuna ha dado la vuelta. A Lydia, autora del libro Los demonios del Edén, la aclamó hoy una multitud plural que recorre un abanico que incluye desde panistas hasta zapatistas locales. "¡No estás sola!" es el grito unánime de más de mil gargantas congregadas en el Zócalo poblano, bajo los laureles y los fresnos, que la saludaba mientras se abría paso hacia el templete en medio de una valla de mujeres del Frente Cívico Poblano, uniformadas con una camiseta que mandaron hacer para la ocasión con un letrero rosa femenino y una frase: "Esta boca es mía", con el que Lydia titula su columna periodística y un programa de televisión que hasta hace poco conducía.
La sola mención del mandatario estatal provoca consignas furiosas: "Fuera Marín."
Dos doñas de edad respetable, tomadas del brazo, estiraban el cuello para ver mejor a la mujer que, sin querer, puso de cabeza a los poderes del estado. Entablaron un diálogo que ilustraba, mejor que nada, el momento:
-¿Ya viste? Qué jovencita ella.
-Y qué desgraciado el góber, comadre.
El ahora ex coordinador de Comunicación Social del gobierno estatal, Valentín Meneses, había dicho en su discurso como despedida (pues fue removido del cargo) que la presentación de Los demonios... -un acto convocado por el flamante Frente Cívico Poblano y programado para esta tarde luminosa en el Zócalo, al pie de sus fuentes- no iba a ser un acto literario, sino "un mitin político".
Y en efecto, eso fue, un acto político protagonizado por hombres y mujeres que no tienen miedo a tomar una postura frente a un hecho político de importancia, resumido en dos consignas: "Lydia, no estás sola" y "Fuera Marín".
No fue un picnic. Puebla es territorio Marín-Nacif y las medidas cautelares que las autoridades han tenido que tomar en este caso aumentaron de grado. Lydia Cacho tuvo que viajar en un convoy de dos camionetas, con blindaje nivel siete, y custodiada por ocho elementos de la Agencia Federal de Investigación. La única mujer del grupo de guardaespaldas, identificada con la causa de la periodista cuya seguridad le han encomendado, hoy porta otra camiseta, negro y rosa: "No más feminicidios".
Primero los pequeños
La presentación del libro ha sido forzada a realizarse al aire libre. Las autoridades de la Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla temieron las represalias del gobierno estatal y no autorizaron el uso de su recinto. Pero el Zócalo es de todos y los poblanos, de por sí, están en plan de tomarse sus espacios. Y el Frente Cívico, que nació al calor de las conversaciones
de Kamel Nacif con su mandatario estatal, se anota otro tanto en la batalla por democratizar la entidad.
Porque, como propone la comediante Jesusa Rodríguez, aquí, donde se pretendía arrancar el Plan Puebla-Panamá, se quiere combatir el Plan Puebla Pedofilia; se lucha "por el proyecto político primero los pobres", se anuncia "por el porvenir del país, primero los pequeños".
En el templete se preparan las oradoras. Empiezan las intervenciones de cuatro poblanas del mundo de las letras y la academia -María Eugenia Sánchez Díaz; María Eugenia D'Aubeterre, del consejo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; Beatriz Meyer, de la Iberoamericana, y Ana María Ashwell, de Pro Cholula Refugio-, han viajado por las páginas de Los demonios del Edén y conceden todo el crédito a las niñas que en Cancún protagonizaron la denuncia que Lydia Cacho sacó a la luz. En sus casas de los barrios marginales, las víctimas del pederasta Succar Kuri no lo saben, pero aquí sí creen en su palabra y su verdad.
Ellas ahora retoman también su defensa porque, como dice María Eugenia Sánchez, "el poder y la ambición que quisieron acallar la voz de Lydia Cacho en Puebla lo que consiguieron es que resuene a los cuatro vientos".
Ellas, las poblanas, citan a César Vallejo para darse alas: "Hay que tener fe en ser fuertes". Y advierten: "A ellos, los demonios, no les espera una simple escaramuza, sino la guerra total".
Refuerzos defeños
Del defe han llegado refuerzos para esta guerra: la escritora Elena Poniatowska y la comediante Jesusa Rodríguez. Consentidas en este estado, el público se les entrega a las primeras de cambio.
La Poni expone su propia lectura de Los demonios del Edén: "Cuando una niña trae cuatro calzones superpuestos y fuertemente amarrados con un mecate, algo muy grave está sucediéndole. Los niños confiados y felices se desnudan con la mayor facilidad. Los niños y las niñas a quienes se les ha hecho un daño se esconden". Y engarza estos casos que denuncia Lydia Cacho en su libro con los crímenes seriales de mujeres en Ciudad Juárez, con el asesinato de Digna Ochoa, como situaciones "que nos atañen a todas". Finalmente, echa porras a la periodista: "Lydia Cacho es una tipaza que va a ganar la batalla". La ovación del respetable, que ha triplicado el número de sillas previstas y se acomoda bajo las palmeras y al pie de la fuente pueblerina, refrenda esta afirmación.
Entonces es el turno del sketch de Jesusa: "Porque Puebla no puede permitir que el seudoprecioso permanezca en el poder; por eso en esta plaza principal proponemos para el próximo presidente, porque al presente pues, para qué le pedimos, sería como pedirle peras al panadero: El Plan Puebla Porvenir. Cuyas principales propuestas son:
"Privación del puesto para los políticos perniciosos; presentación personal de prominentes potentados pederastas, y prisión perpetua para pedófilos pornógrafos".
Fin del acto. Una larga fila de admiradores desespera por obtener un autógrafo de Lydia Cacho. Y los organizadores del Frente Cívico Poblano hacen su balance, satisfechos. "El gobierno de Mario Marín -comenta en la retirada uno de los dirigentes, Julio Glockner- apuesta al olvido, al silencio. Por eso dicen que este es un caso cerrado; por eso el gobernador anda recorriendo pueblos con una gruesa chequera, regalando microcréditos, cortando listones, besando niños. Nuestra apuesta va en sentido contrario: el intento de callar a una periodista y proteger a un pederasta no pueden quedar impunes".
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